La silenciosa guerra contra las ferias tucumanas

En Simoca (Tucumán) se celebra cada año la Fiesta Nacional de la Feria
En Simoca (Tucumán) se celebra cada año la Fiesta Nacional de la Feria

Ayer empecé el día indignado, leía la noticia de que la policía de Tucumán había amanecido montando guardia en la plaza de Villa Luján para impedir que los ferieros instalaran su tradicional feria en esa zona.

Aver si entendemos, tenemos una provincia cuya herencia de la anterior gestión de gobierno es la inseguridad en todas sus formas, y el primer gesto de la inseguridad de esta nueva gestión ya se hace sentir en la primera semana de mandato. El miércoles mientras se transmitía el partido de Boca,  en la comisaría de Famaillá 7 presos aprovecharon para fugarse, la información que trascendió es que solo faltan recapturar a dos de ellos, uno estaría vinculado con un caso de homicidio cometido en el departamento Lules.

Este viernes la policía se amaneció vigilando que los trabajadores de una feria no ejercieran su derecho a trabajar. Como para que entiendan que esta provincia está patas para arriba: la policía en lugar de garantizar la seguridad de la población está impidiendo el trabajo de los feriantes.

La noticia dice que los vecinos demandaron judicialmente porque se hartaron de que los feriantes dejaran sucia la zona, los trabajadores se manifestaron cortando calles, expresaron ante la prensa que la demanda vecinal fue contra el municipio y que este esperó a que pasaran las elecciones para fuerza y justicia mediante impedir que se siguiera realizando la feria.

 

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La guerra contra las ferias de Tucumán ya trae vieja data y ha sido silenciosa, primero se erradicó la feria del Abasto para colocar allí un hotel internacional como pretexto para ubicar un casino, hasta le abrieron una calle en el norte de la ciudad para que tuviera rápido acceso, así los ferieros que históricamente habían ocupado esa zona fueron desplazados.

El siguiente blanco fue la feria de la comuna de El Manantial, con la excusa de que los ferieros rompían y ensuciaban la plaza, aprovechando anuncios de remodelación  la comuna desplazó a los trabajadores a un predio que ellos no encontraron apto cuando llegaron las primeras tormentas, además de la imposibilidad física de albergarlos a todos. Desde entonces la feria de El Manantial se hace cada domingo en la mano hacia capital de la ruta 301, cortando el tráfico obligando a los conductores a ingresar a las ruinosas calles de la comuna en un desvío de 400 metros. Al finalizar la jornada los mismos ferieros limpian la ruta y esta vuelve a su uso normal.

Ahora le tocó  a la feria de Villa Luján ¿se quejan de que ensucian?, Famaillá cuenta con su feria 2 veces a la semana, al terminar las ventas pasado el medio día, feriantes y municipio se encargan de limpiar la zona, de ese modo la feria ha convivido con la comunidad de forma armoniosa todos estos años.

Lo cierto es que el principal interesado en que la feria de Villa Luján y otras ferias de Tucumán no se realicen es la Federación Económica de Tucumán, sus autoridades  hicieron pública en abril de este año durante una entrevista radial su decisión firme de erradicar las ferias de la provincia, argumentando la ilegalidad de las mismas y estimando que en su conjunto estas ferias generan 110 millones de pesos.

Suena extraño como para esto el empresariado acciona y con firmeza, pero no actúa con la misma celeridad y rigurosidad cuando se trata de peces gordos, en Tucumán muchos saben que a pocos metros de la misma FET  existe un comercio propiedad de altos funcionarios que no emite factura al público.  ¿Se los intimó? ¿se los obligó a cerrar? ¿se los expulsó?  todo transcurre como si fuera lo más natural.

¿No intervino la Defensoría del Pueblo en el caso de la feria de Villa Luján? ¿no se podía llegar a una solución mediante el diálogo ferieros -vecinos tomando como referencia el metodo de Famaillá?.

Ahora que muchos insisten en recordar la crisis del neoliberalismo, recuerden que cuando las cosas escaseaban o eran imposibles de comprar muchos tucumanos subsistían gracias a estas ferias, las ferias resistieron junto a la comunidad la crisis mientras el empresariado se preocupaba en salvar sus propios zapatos, ahora condenan nuestras ferias a la extinción.

Por si la FET no lo sabe los ferieros se levantan antes del amanecer y montan sus carpas haga frío, calor o en la peor tormenta de verano, trabajan y se ganan el pan con sacrificio.

Que se venden cosas ilegales es un problema que debe resolverse pero no castigando al trabajador, sino encontrando soluciones que sean beneficiosas para ellos y para la comunidad toda, aplicando la solución en su origen no en la última oreja del tarro que son los ferieros, porque si vamos a medir con la misma vara que sea para todos igual y no solo para los que se encuentran en la condición más vulnerable. Ajustando a los empresarios que no cumplen con las medidas de seguridad e higiene básicas de sus locales, que emplean en negro, que persiguen  y explotan a sus trabajadores, entre otras irregularidades que a menudo suelen presentarse en el mundo laboral.

Los ferieros no salen a robar, salen a trabajar, quieren trabajar y forman parte activa de la economía provincial por ejemplo a través del Mercofrut donde se abastecen.  ¿Por qué no los dejan trabajar?, ¿qué vamos a decirles mañana a los turistas que en la provincia de la Fiesta Nacional de la Feria matamos todas nuestras ferias?.

¿Qué no dijo el dotor durante su campaña que quería trabajo para todos? ¿qué no dicen que con Macri volveremos atrás? ¿Por qué ahora en Tucumán persiguen a los ferieros como Macri persiguió a los «manteros» (vendedores ambulantes) en su ciudad?.

Feria de Simoca
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