Se acerca el bicentenario de… ¿de qué? ah si, de la independencia argentina, pero nos preguntamos ¿hay algo que celebrar?.
Del dicho al hecho muy poco podemos alardear de libertad e independencia en este país y en especial en nuestra provincia, entonces ¿qué estamos festejando?.
Ah no! hay que hacer de cuenta que somos libres e independientes y que además tenemos historia, mucha historia para contar y festejar, festejar mucho porque claro 200 años no se cumple todos los días, una historia que de siglo en siglo se ha repetido muchas veces.
Me imagino aquellos días de 1816, los congresales camino a Tucumán para declarar nuestra independencia, imagino y creo que una de las pocas cosas que tenemos en común es la dificultad para llegar a destino, las distancias, los baches, eso, los baches.
Hoy nos parece tedioso ir por ejemplo en colectivo hasta Bs As pero ¿se imaginan en 1816? polvorientos caminos llenos de baches y que empeoraban con cada tormenta…
Estamos en el presente, año 2016, hoy como hace 200 años en nuestros caminos siguen existiendo los baches, ya no por carecer de la tecnología para hacer sofisticados caminos, sino por falta obra pública, o falta de recursos como les gusta decir ahora.
El estado de algunas rutas es realmente intransitable, parecen verdaderos campos minados! esto motivó que un legislador publicara en su facebook un mapa con algunas – y no todas- rutas con problemas de baches (nosotros agregaríamos la ruta 336 de la localidad de Garmendia, pozos históricos que hasta el General San Martín habrá renegado con ellos…).
Tanto abandono tienen los caminos que hasta una empresa de colectivos urbanos de San Miguel de Tucumánse tuvo que poner a reparar las calles que atravieza su recorrido habitual por falta de obras municipales.
Verguenza bicentenaria deberían sentir los funcionarios porque una empresa privada hace el trabajo que le corresponde a la intendencia.
Pensar que desde que empezó el año el municipio capitalino está empeñado en no dejar ingresar carros tracción a sangre en la ciudad y en secuestrar a cualquier carro que descargue basura en lugares prohibidos (aunque ni para pagar la multa tengan, y sin tener en cuenta que es la única fuente laboral de muchas familias). Sin embargo este San Miguel de Tucumán del bicentenario parece una ciudad hecha para andar a caballo porque en sus calles no hay vehículo que aguante tanto desastre articulado.
Habría que pedirle a algún piloto del Dakar que el próximo año en lugar de quejarse de la basura se queje de los baches, por ahí obramos un milagro.
De qué sirve la obsesión pasajera por la limpieza de la ciudad si abundan los baches y una calle rota es como la ventana rota de un sitio abandonado que está llamando a convertirlo en un caos.
No hablamos solo de lo estetico, que desde ya es una postal poco grata para el turismo, estamos hablando principalmente de la cuestión de seguridad vial, en días lluviosos como estos donde la visibilidad se reduce notablemente un bache significa desde una rotura de rueda hasta en el peor de los casos una colisión segura por esquivar los pozos ocultos bajo el agua!.
Por lo pronto confiamos en la buena disposición del gobierno para solucionar a la brevedad tanto bache. Falta muy poco para que el Congreso sesione de nuevo en Tucumán, ya hay un tema urgente a tratar: mayor presupuesto para la gomería.
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